viernes, 6 de febrero de 2015

Paradigmas verbales

ADVERTENCIA:Los pronombres personales son tres en singular y tres en plural: yo, tú, él, nosotros vosotros, ellos. Por lo tanto, la Gramática construyó sus modelos o paradigmas de conjugaciones verbales solo con estos seis pronombres.

 Sin embargo, estos modelos no corresponden a la realidad de todos los hablantes del español, y aunque aprendemos a recitar las conjugaciones, hay una —la formada con el pronombre “vosotros” — que muchos hispanohablantes no utilizan en el habla cotidiana. En su lugar emplean “ustedes”.

Paradigma de conjugación: Voz activa

En las conjugaciones en voz activa, el sujeto es el ejecutante de la acción.

 Primera conjugación: -ar (Ejemplo: amar)

FORMAS NO PERSONALES SIMPLES
Infinitivo:
amar
Participio:
Amado
Gerundio:
amando
TIEMPOS PERSONALES SIMPLES
MODO INDICATIVO
MODO SUBJUNTIVO
Presente
Futuro simple / Futuro
Presente
yo amo
 /vos amas / amás /
usted ama
él / ella ama
nosotros, as amamos
vosotros, as amáis /
ustedes aman*
ellos / ellas aman
yo amaré
 / vos amarás
usted amará
él / ella amará
nosotros, as amaremos
vosotros, as amaréis /
ustedes amarán
ellos / ellas amarán
yo ame
tú / vos ames
usted ame
él / ella ame
nosotros, as amemos
vosotros, as améis /
ustedes amen
ellos / ellas amen
Pretérito imperfecto 
Condicional simple 
Pretérito imperfecto 
yo amaba
tú / vos amabas
usted amaba
él / ella amaba
nosotros, as amábamos
vosotros, as amabais /
ustedes amaban
ellos / ellas amaban
yo amaría
tú / vos amarías
usted amaría
él / ella amaría
nosotros, as amaríamos
vosotros, as amaríais /
ustedes amarían
ellos / ellas amarían
yo amara o amase
tú / vos amaras o amases /
usted amara o amase
él / ella amara o amase
nosotros, as amáramos o amásemos
vosotros, as amarais o amaseis /ustedes amaran o amasen
ellos / ellas amaran o amasen
Pretérito perfecto simple 

Futuro simple / Futuro
yo amé
tú / vos amaste
usted amó
él / ella amó
nosotros, as amamos
vosotros, as amasteis /
ustedes amaron
ellos / ellas amaron

yo amare
tú / vos amares /
usted amare
él / ella amare
nosotros, as amáremos
vosotros, as amareis /
ustedes amaren
ellos / ellas amaren
IMPERATIVO

ama (tú); amá (vos); ame (usted), amad (vosotros, as); amen (ustedes)

FORMAS NO PERSONALES COMPUESTAS
Infinitivo:
haber amado
Participio:
 -
Gerundio:
habiendo amado
TIEMPOS COMPUESTOS
MODO INDICATIVO
MODO SUBJUNTIVO
Pretérito perfecto compuesto 
Futuro compuesto 
Pretérito perfecto compuesto 
yo he amado
tú /vos has amado /
usted ha amado
él / ella ha amado
nosotros, as hemos amado
vosotros, as habéis amado /
ustedes han amado
ellos / ellas han amado
yo habré amado
tú / vos habrás amado /
usted habrá amado
él / ella habrá amado
nosotros, as habremos amado
vosotros, as habréis amado /
ustedes habrán amado
ellos / ellas habrán amado
yo haya amado
tú / vos hayas amado /
usted haya amado
él / ella haya amado
nosotros, as hayamos amado
vosotros, as hayáis amado /
ustedes hayan amado
ellos /ellas hayan amado
Pretérito pluscuamperfecto
Condicional compuesto 
Pretérito pluscuamperfecto 
yo había amado
tú / vos habías amado
usted había amado
él / ella había amado
nosotros, as habíamos amado
vosotros, as habíais amado
ustedes habían amado
ellos / ellas habían amado
yo habría amado
tú / vos habrías / amado
usted habría amado
él /ella habría amado
nosotros, as habríamos amado
vosotros, as habríais amado
ustedes habrían amado
ellos /ellas habrían amado
yo hubiera o hubiese amado
tú / vos hubieras o hubieseis amado /
usted hubiera o hubiese amado
él / ella hubiera o hubiese amado
nosotros, as hubiéramos o hubiésemos amado
vosotros, as hubierais o hubieseis amado
ustedes hubieran o hubiesen amado
ellos /ellas hubieran o hubiesen amado
   
Pretérito anterior



Futuro compuesto 
yo hube amado
tú / vos hubiste amado /
usted hubo amado
él / ella hubo amado
nosotros, as hubimos amado
vosotros, as hubisteis amado
ustedes hubieron amado
ellos /ellas hubieron amado


yo hubiere amado
tú / vos hubieres amado /
usted hubiere amado
él /ella hubiere amado
nosotros, as hubiéremos amado
vosotros, as hubiereis amado
ustedes hubieren amado
ellos / ellas hubieren amado


Ejercicio:
¿CUÁL ES EL MODO Y EL TIEMPO VERBAL USADO EN EL SIGUIENTE TEXTO?
Números de teléfono
   Siento el peso de todos los ciclos mientras me percato de que ya no me sé su teléfono, sino que me sé otro.
   Entre tantos recuerdos compuestos de números, las cifras se repiten para engañarme... Hay un 8 y un 4 que se parecen a los de mis recuerdos. Hay un 9 que me ha hecho sonreír y un 3 que he amado.
   Pero no son iguales, no… A pesar de las semejanzas, en su totalidad, los números no pueden ser los mismos. Su voz ya no me espera del otro lado del teléfono, sino otra que jura ser mía. Ya nada es igual, ahora uso los puntos suspensivos...

viernes, 23 de enero de 2015

LENGUA ESPAÑOLA: origen y desarrollo

Origen y desarrollo de la lengua española
1. Las lenguas prerromanas
Antes de la llegada de los romanos, en la Península Ibérica se hablaban muchas lenguas distintas, correspondientes a los pueblos que la habitaban. Entre ellos, cabe destacar a los íberos, de origen africano, que se extendieron por el sur y el oeste de la Península y los celtas, de origen germano, que se extendió por el centro y el noroeste peninsular.
Muchas palabras de estas lenguas prerromanas o indígenas han llegado hasta nuestros días.

TRES CUENTOS BREVES

HISTORIA DE CECILIA-CICERÓN
He oído a Lucio Flaco, sumo sacerdote de Marte, referir la historia siguiente: Cecilia, hija de Metelo, quería casar a la hija de su hermana y, según la antigua costumbre, fue a una capilla para recibir un presagio. La doncella estaba de pie y Cecilia sentada y pasó un largo rato sin que se oyera una sola palabra. La sobrina se cansó y le dijo a Cecilia:
-Déjame sentarme un momento.
-Claro que sí, querida -dijo Cecilia-; te dejo mi lugar.
Estas palabras eran el presagio, porque Cecilia murió en breve y la sobrina se casó con el viudo.

A ENREDAR CUENTOS- GIANNI RODARI
-Érase una vez una niña que se llamaba Caperucita Amarilla.
-¡No, Roja!
-¡Ah!, sí, Caperucita Roja. Su mamá la llamó y le dijo: “Escucha, Caperucita Verde…”
-¡Que no, Roja!
-¡Ah!, síRoja. “Ve a casa de tía Diomira a llevarle esta piel de papa”.
-No: “Ve a casa de la abuelita a llevarle este pastel”.
-Bien. La niña se fue al bosque y se encontró una jirafa.
-¡Qué lío! Se encontró al lobo, no una jirafa.
-Y el lobo le preguntó: “¿Cuántas son seis por ocho?”
-¡Qué va! El lobo le preguntó: “¿Adónde vas?”
-Tienes razón. Y Caperucita Negra respondió…
-¡Era Caperucita Roja, Roja, Roja!
-Sí. Y respondió: “Voy al mercado a comprar salsa de tomate”.
-¡Qué va!: “Voy a casa de la abuelita, que está enferma, pero no recuerdo el camino”.
-Exacto. Y el caballo dijo…
-¿Qué caballo? Era un lobo
-Seguro. Y dijo: “Toma el tranvía número setenta y cinco, baja en la plaza de la Catedral, tuerce a la derecha, y encontrarás tres peldaños y una moneda en el suelo; deja los tres peldaños, recoge la moneda y cómprate un chicle”.
-Tú no sabes contar cuentos en absoluto, abuelo. Los enredas todos. Pero no importa, ¿me compras un chicle?
-Bueno, toma la moneda.
Y el abuelo siguió leyendo el periódico.

UN CREYENTE- GEORGE FROST
Al caer la tarde, dos desconocidos se encuentran en los oscuros corredores de una galería de cuadros. Con un ligero escalofrío, uno de ellos dijo:
-Este lugar es siniestro. ¿Usted cree en fantasmas?
-Yo no -respondió el otro-. ¿Y usted?
-Yo sí -dijo el primero, y desapareció.

CUENTOS CHINOS

LA SIGUIENTE, ES UNA SERIE DE CUENTOS ANÓNIMOS DE ORIGEN CHINO.

¿PARA QUÉ ADULAR?
Un hombre rico y un hombre pobre conversaban:
-Si yo te diera el veinte por ciento de todo el oro que poseo, ¿me adularías? -preguntó el rico.
-El reparto sería demasiado desigual para que tú merecieras mis cumplidos -contestó el pobre.
-¿Y si yo te diera la mitad de mi fortuna?
-Entonces seríamos iguales, ¿con qué fin adularte?
-¿Y si yo te lo diera todo?
-En ese caso, ¡no veo qué necesidad tendría de adularte!

CÓMO SE PESCAN CALAMARES
     El calamar tiene ocho brazos que puede replegar sobre su cabeza: de tal modo se esconde de cualquier enemigo. Para protegerse mejor, también suelta un líquido muy negro, la famosa tinta que le sirve para ocultarse al menor peligro.
       Cuando los pescadores ven que el agua se pone negra echan la red y así pescan fácilmente a los calamares.


LA SOSPECHA
   Un hombre perdió su hacha y sospechó del hijo de su vecino. Observó la manera de caminar del muchacho: exactamente como un ladrón. Observó la expresión del joven: como la de un ladrón.        Observó también su forma de hablar: igual a la de un ladrón. En fin, todos sus gestos y acciones lo denunciaban culpable del hurto.
   Pero más tarde encontró su hacha en un valle. Y después, cuando volvió a ver al hijo de su vecino, todos los gestos y acciones del muchacho parecían muy diferentes de los de un ladrón.

EL SUEÑO DE LA MOSCA HORRIBLE
   Li Wei soñaba que una mosca horripilante rondaba por su habitación, interrumpiendo inoportunamente una de sus profundas meditaciones. Molesto, comenzó a perseguirla tratando de acallar con un golpe su desagradable zumbido. Portaba en la mano, con tal objetivo, la primera edición de Con la copa de vino en la mano interrogo a la luna, poema épico de su entrañable amigo Li Taibo.      Corrió y corrió incansablemente entre el reducido espacio de esas cuatro paredes, sacudiendo sus brazos cual si fuera él mismo una mosca. Dicha empresa le sirvió de poco. La mosca, posada en el marco del retrato de su amada, lo miraba con aburrida indiferencia.
   Exhausto por la persecución, Li Wei se despertó agitado. Sobre la mesa de luz estaba posado, distraído, el fastidioso insecto. De un viril manotazo, el filósofo acabó con la corta vida de la triste mosca.
   Li Wei jamás sabrá si mató a una mosca o a uno de sus sueños.

martes, 20 de enero de 2015

A LA DERIVA- Horacio Quiroga

El hombre pisó algo blancuzco, y en seguida sintió la mordedura en el pie. Saltó adelante, y al volverse con un juramento vio una yaracacusú que, arrollada sobre sí misma, esperaba otro ataque.
El hombre echó una veloz ojeada a su pie, donde dos gotitas de sangre engrosaban dificultosamente, y sacó el machete de la cintura. La víbora vio la amenaza, y hundió más la cabeza en el centro mismo de su espiral; pero el machete cayó de lomo, dislocándole las vértebras.
El hombre se bajó hasta la mordedura, quitó las gotitas de sangre, y durante un instante contempló. Un dolor agudo nacía de los dos puntitos violetas, y comenzaba a invadir todo el pie. Apresuradamente se ligó el tobillo con su pañuelo y siguió por la picada hacia su rancho.

LA CARTA ROBADA- Edgar Allan Poe



Me hallaba en París en el otoño de 18... Una noche, después de una tarde ventosa, gozaba del doble placer de la meditación y de una pipa de espuma de mar, en compañía de mi amigo C. Auguste Dupin, en su pequeña biblioteca o gabinete de estudios del n.° 33, rue Dunot, au troisième, Faubourg Saint-Germain. Llevábamos más de una hora en profundo silencio, y cualquier observador casual nos hubiera creído exclusiva y profundamente dedicados a estudiar las onduladas capas de humo que llenaban la atmósfera de la sala. Por mi parte, me había entregado a la discusión mental de ciertos tópicos sobre los cuales habíamos departido al comienzo de la velada; me refiero al caso de la rue Morgue y al misterio del asesinato de Marie Rogêt. No dejé de pensar, pues, en una coincidencia, cuando vi abrirse la puerta para dejar paso a nuestro viejo conocido G..., el prefecto de la policía de París.